Cuando llegamos a clínicas EVA no pensábamos ni por casualidad lo que se nos presentaría.
Tal y como nos recomendó César, primero resolvimos un problema mío y después nos hicimos una FIV, pero nos encontramos con un problemón: mis óvulos no valían. Menudo palo nos llevamos tod@s (yo con 31 años). César nos habló de que había una posibilidad: LA OVODONACIÓN. Nuestro deseo de ser papás era inmenso y decidimos seguir ese tratamiento. La primera transferencia fue un aborto bioquímico; otro palo. Pero aún quedaban fuerzas por parte de nosotros y de Tania y César. Y ahí estaba nuestro ansiado positivo. Nuestra pequeña venía en camino. Después de mucho tiempo, decepciones, tratamientos y viajes lo habíamos conseguido…
Sólo tengo palabras de agradecimiento para César Lizán, magnífico profesional; un poco serio pero muy claro hablando. Y para Tania Berlanga, no sólo la mejor enfermera que conozco sino una persona increíble, cercana, alegre, amable, dispuesta a dar ánimos siempre y a atender tu llamada a cualquier hora (ojalá hubiera más gente así). Estamos inmensamente agradecidos.
Nuestra pequeña ya tiene tres meses y somos muy felices.
Sólo quiero dar ánimos a todas las parejas que están intentando tener hijos. Ojalá se cumpla vuestro sueño.
César y Tania, mil gracias.
