Hola, mi nombre es Raquel y quiero contaros cómo mi sueño de ser madre se ha hecho realidad.
Mi marido Juan y yo llevamos juntos más de 9 años, y desde hace siete años intentábamos ser padres. Al darnos cuenta de que no podíamos de manera natural por motivos de salud, nos sometimos a varios tratamientos de fertilidad.
Nos sometimos a varios tratamientos de FIV/ICSI (en dos no llegué a quedarme embarazada y en uno sí, pero el destino quiso que el embarazo no llegara a término), aun así continuamos buscando solución y manteniendo la esperanza.
Un posterior agravamiento de salud estuvo a punto de hacernos desistir, pero un día conocimos Clínicas Eva. Fue por mediación de la feria INVITRA en Octubre 2013, y fuimos los afortunados de ganar el sorteo de un tratamiento de fertilidad.
Cuando acudimos a la consulta se nos explicó cuál sería el tratamiento más adecuado para nuestro caso. Posteriormente, cuando empecé el tratamiento, tanto el ginecólogo como el resto de personal (enfermeras, ayudantes, etc.) nos demostraron un interés y preocupación que nos transmitió seguridad y tranquilidad, resolviendo cada una de nuestras dudas y dándonos un trato cercano y muy agradable.
Esto nos creó la certeza de que esta vez sí saldría bien. La confirmación de que iría bien la tuve cuando nos informaron a diario del proceso que se estaba realizando con los óvulos y esperma, no sé explicar por qué, pero ahí es cuando tuve la certeza de que Juan y yo lograríamos ser padres.
Me hizo sentir muy cómoda tener a mi lado a mi marido en todo momento, pues pudo vivir el proceso y así ver como nuestro sueño se convertía en realidad. Lo que anteriormente vivimos como una experiencia tensa y larga en esta ocasión fue relajada y breve, y en menos de dos meses todo estaba hecho y con nuestro hijo en camino. Durante todo el tratamiento y embarazo me he sentido muy arropada por la clínica pues han estado pendientes de mí, y me han demostrado que son profesionales que se involucran en su trabajo y se preocupan por sus pacientes.
Uno de los momentos más emotivos y de mayor nerviosismo fue la espera del ansiado positivo, cuando nos dieron el resultado sentimos tanta felicidad que no podíamos dejar de sonreír, abrazarnos y contárselo a los más allegados.
Durante todo el embarazo no he tenido molestias ni problemas que me impidieran disfrutar cada día de la vida que se formaba dentro de mí, haciendo una vida totalmente normal y pudiéndolo compartir con familiares y amigos.
Mi hijo Diego no solo ha sido un sueño hecho realidad para mi marido y para mí, sino para todas las personas que nos aprecian y sabían de nuestro deseo de ser padres.
Desde que tengo a Diego a mi lado la vida gira en torno a él, no solo porque un bebé precisa de una atención y dedicación constante, sino por sentir tanto amor por este pequeño que llena mi vida. No puedo dejar de mirarlo, de acariciarlo, de darle besos, salgo a pasear sintiéndome una madre orgullosa de su pequeño, es el amor de mi vida, el motor que hace que siga adelante aun a pesar del cansancio y la falta de sueño. Mi vida ha cambiado, mi vida ahora está llena de amor por y para mi hijo Diego.
Un saludo, Raquel.