Los ovarios son las glándulas sexuales situadas a ambos lados del útero, y son los encargados de producir los óvulos y liberar uno por ciclo (desde el ovario derecho o desde el izquierdo). Además, los ovarios producen las hormonas sexuales femeninas -estrógeno y progesterona- que, entre otras funciones, aseguran el funcionamiento de los órganos sexuales y se encargan de preparar el útero para acoger un embarazo.
Tengo solo un ovario, ¿cómo afecta esto a mi fertilidad?
En el momento en que el ovario libera un óvulo, se estaría produciendo la ovulación, necesaria para que se pueda producir el embarazo. Generalmente, los dos ovarios se van alternando. Una mujer que tiene un solo ovario, éste cumpliría su función y la del ausente. Es decir, un solo ovario tiene la capacidad de producir las células suficientes para que el óvulo que sea liberado pueda ser fecundado, y la menstruación seguiría teniendo la periodicidad normal.
La condición de tener un ovario, por lo tanto, no impide que la mujer pueda quedarse embarazada si está en edad reproductiva. Sin embargo, el ciclo reproductivo de las mujeres con un solo ovario terminará antes que aquellas que tienen dos, y la menopausia llegará a edad más temprana.
Vitrificación de óvulos para proteger la fertilidad
Si el ovario restante funciona correctamente, no tiene por qué haber problemas para conseguir el embarazo. Independientemente de si la mujer tiene uno o dos ovarios, se recomienda intentar el embarazo de manera natural durante, al menos, 12 meses.
Teniendo en cuenta que la reserva ovárica se agota antes con solo un ovario, muchas mujeres optan por la vitrificación de óvulos. Con este tratamiento, las mujeres con solo un ovario se aseguran que, aunque pasen los años, su material genético mantiene la misma calidad. De esta manera si, llegado el momento de querer tener un bebé la calidad de sus óvulos no se lo permite, no tienen que renunciar a sus propios gametos para ser madres.
El tratamiento consiste en la congelación ultrarrápida de ovocitos, en lugar del método tradicional de congelación, con el fin de que los óvulos no sean dañados y no disminuya su calidad. La temperatura a la que se expone el ovocito se reduce de 22ºC iniciales a -196ºC de manera súbita. Esta velocidad de enfriamiento permite evitar la formación de cristales de hielo, que son los causantes de lesionar las estructuras celulares.