Cada 23 de Abril se celebra el Día del libro, una efeméride que tiene como objetivo fomentar el hábito de la lectura. Desde la más tierna infancia la imaginación de los niños se alimenta a través de cuentos y leyendas. Uno de los primeros autores que conocemos al iniciarnos en el hábito de la lectura es Hans Christian Andresen. A través de sus historias el lector encuentra respuestas y se plantea interrogantes, se pregunta por el sentido de la vida, para crear su propio significado.
Uno de sus cuentos más populares es La cigüeña, una extrañarle historia de amor y respeto hacia los animales, que explica de forma muy original cómo llegan los bebés al mundo. Suponemos que todos conocéis la historia de la cigüeña que trae a los bebés, aunque este mito esté dentro de sus cuentos es mucho más antiguo.
El mito de la cigüeña
Andersen hizo llegar el mito del a cigüeña desde Escandinavia, pero desde la antigüedad las cigüeñas han sido signo de fertilidad. Muchos os preguntaréis por qué esta ave y no otra. El hecho de que sea la cigüeña y no otra se debe a varias razones. En primer lugar: Son aves que cuidan mucho a los miembros de su familia, cuidan a sus pollitos de forma excelente y año tras año construyen un hogar (nidos) y lo mantienen con gran dedicación.
En la antigüedad estas aves también eran muy apreciadas: en la Antigua Grecia las respetaban hasta el punto de considerar un crimen matar a una de ellas y en Roma era sagrada puesto que se la creía protectora de las mujeres, el matrimonio, el alumbramiento y los recién nacidos.
Durante el Medievo se había instaurado la idea de que las almas de los bebés estaban en unos humedales, espacio donde habitan las cigüeñas. Estos animales durante el invierno abandonaban Europa y se trasladaban a zonas más cálidas. Su regreso al viejo continente coincidía con la llegada de la primavera, un periodo que simboliza el renacer y el nacimiento de nuevas vidas.
Todo esto ha contribuido a que esta grácil ave sea conocida por su relación con los bebés.
