La vasectomía es una técnica de esterilización quirúrgica masculina. Es un procedimiento anticonceptivo de carácter permanente que se realiza con anestesia local. El especialista realiza una intervención que impide que los espermatozoides circulen por el conducto deferente, un tubo muscular que impulsa el esperma hacia el exterior gracias a las contracciones del músculo liso, sin afectar al resto del volumen seminal que se produce en las demás estructuras del aparto reproductor hasta su salida en la eyaculación a través de la uretra.
La principal razón por la que un hombre se somete a este tipo de intervención, es para impedir un embarazo, es decir, es una medida de control de natalidad. Con el paso del tiempo, y especialmente cuando las circunstancias se modifican (cambio de pareja, el deseo de ampliar la familia…) y el deseo de volver a ser padre aparece de nuevo.
Volver a ser padre
Los hombres que se han sometido a una vasectomía pueden volver a ser padres. Existen técnicas que permiten revertir la vasectomía son: la epidimostomía y la vasovasostomía. El objetivo del tratamiento es que los espermatozoides vuelvan a fecundar un óvulo.
Después de la operación el hombre continúa produciendo espermatozoides. Los tratamientos de reproducción asistida más empleadas tras una vasectomía son: La fertilización in vitro (FIV) y la Inyección de Esperma Introcytoplasmic (ICSI). Para obtener nuevos espermatozoides se realiza una aspiración testicular. El procedimiento se realiza en un quirófano y el objetivo es conseguir el espermatozoide más valido.
Antes de elegir el tratamiento para conseguir un nuevo embarazo después de la vasectomía, hay que tener cuenta el tiempo que ha pasado desde la intervención quirúrgica, la edad de la pareja, el número de hijos que se busca… Es importante que el paciente tenga todos los datos en el momento de de decir.