El retraso de la edad para ser madre en nuestro país es una tendencia en alza. Cada vez son más las mujeres que por motivos económicos o culturales, deciden retrasar el momento para ser madre. Más de 10.000 bebés que nacen cada año en España son de madres mayores de 40 años. Mujeres que han aplazado el “momento adecuado” para traer un bebé al mundo, porque se sienten más preparadas, porque su situación económica es estable, o por los motivos que sean. Buscar el embarazo a los 40 años puede convertirse en una tarea complicada, ya que las probabilidades de conseguir un embarazo pasada la treintena de forma natural, es únicamente del 5%. Sin embargo, este porcentaje puede ampliarse considerablemente con la ayuda de las técnicas de Reproducción Asistida.
Según los datos, a partir de los 40 años más del 50% de los óvulos están alterados cromosómicamente. A partir de los 42 años la cifra asciende al 75%.
¿Cómo puede mejorar las técnicas de reproducción asistida el porcentaje de embarazo a los 40?
Los tratamientos de fertilidad son un aliado para ayudar a conseguir el embarazo a los 40. El tratamiento indicado en estos casos es el de Fecundación in Vitro (FIV). Gracias al tratamiento las probabilidades de que la mujer consiga gestar un bebé sano son más elevadas que con el proceso natural.
Aunque menos común, una opción para estas mujeres es la FIV con óvulos propios, mediante la cual se estimulan los ovarios y se consigue más de un óvulo por ciclo. Por ello hay más probabilidad de que alguno o algunos alcancen la maduración adecuada para proceder a la fecundación con el espermatozoide.
Sin embargo, la mayoría de las mujeres que buscan el embarazo a los 40 ya no disponen de óvulos propios de calidad y consiguen ser madres gracias al tratamiento de FIV con óvulos de donante, también conocido como ovodonación. Es un tratamiento en el que se recurre al óvulo de una donante anónima y 100% segura, para poder concebir.
Vitrificar los óvulos para preservar la fertilidad
Preservar los óvulos con el tratamiento de vitrificación en la veintena o en los primeros años de la treintena, asegura que la calidad de los gametos permanezca intacta. Con este tratamiento se vitrifican los óvulos, y se conservan durante un tiempo indefinido hasta el momento en que la mujer decide ser madre.