El embarazo anembrionario también conocido como «huevo huero», es un tipo bastante común de aborto espontáneo, hablamos de aborto para referirnos a la perdida involuntaria del feto, antes de la semana 20 del embarazo. El embarazo anembrionario es un problema frecuente, un tercio de los abortos suele relacionarse con éste diagnóstico. Se produce cuando un óvulo fecundado se implanta en el útero pero el embrión resultante deja de desarrollarse en una etapa muy temprana o directamente no se forma. La expresión «huevo huero» hace referencia a la forma común de denominar el término de «saco gestacional vacío».
¿Cómo detectar el embarazo anembrionario?
El embarazo anembrionario en ocasiones no se detecta hasta finales del primer trimestre. Esto sucede porque a pesar de que el embrión no prospera, se ha producido la fecundación y consecuentemente algunos de los cambios hormonales y síntomas propios de las primeras semanas de embarazo: ausencia de la menstruación, prueba de gestación positiva, aumento de la sensibilidad mamaria, náuseas… Una vez pasadas las primeras semanas, los síntomas de embarazo disminuyen y generalmente se producen pequeños sangrados vaginales que van aumentando de intensidad y que, se acompañan de dolor pélvico.
El método de diagnóstico es mediante ecografía transvaginal, en la semana 6 de gestación el especialista ya puede valorar si existe saco gestacional sin embrión en su interior. En la mayoría de casos este tipo de aborto es consecuencia de anomalías genéticas o cromosómicas que se producen en el momento de la fecundación y que impiden el desarrollo adecuado del embrión.
Tener un embarazo anembrionario no significa que la mujer vaya a tener abortos de nuevo necesariamente, sin embargo, si se suceden dos o más abortos consecutivos, será necesario acudir al especialista para dar con la solución indicada para lograr el embarazo.
Los tratamientos de reproducción asistida suponen en muchas ocasiones la alternativa para las parejas con diagnóstico de abortos de repetición. Los técnicas que se suelen emplear ante estos casos son:
– Diagnóstico Genético Preimplantacional: Esta técnica, la cual requiere previamente realizar una Fecundación in Vitro para extraer los óvulos y conseguir el embrión tras fecundarlo en el laboratorio,permite seleccionar a los embriones que no tienen alteraciones cromosómicas y de este modo prevenir el aborto por causas cromosómicas.
– Los tratamientos de Inseminación Artificial o Fecundación in Vitro con donación de gametos son la opción indicada, en los caso en que tras realizar la técnica de Diagnóstico Genético Preimplantacional, se descubra que no existen embriones sanos para transferir.