Eva María Bernal, fundadora de Creando una Familia, un espacio de apoyo profesional para las personas que han de acudir a la reproducción asistida, nos cuenta desde su experiencia cómo se vive un tratamiento de fertilidad. Si vas a someterte a un tratamiento te recomendamos altamente este artículo. ¡Tomad nota de sus acertados consejos!
¿Cómo se vive un tratamiento de reproducción asistida?
La manera en la que nos enfrentaremos a los tratamientos de reproducción asistida tiene mucho que ver con nuestra actitud ante la vida, con cómo hemos vivido hasta ahora las situaciones estresantes o inesperadas que nos han tocado.
Pero creo que esa respuesta habitual que tenemos en esos momentos complicados, si entendemos lo extraordinario de lo que nos está sucediendo, podemos modificarla.
Esto no va de que si eres nerviosa, con los tratamientos te vas a poner más nerviosa o que si eres una persona negativa, los tratamientos te llevarán a serlo más, porque por el camino puedes encontrar en ti recursos que no podías imaginarte y hasta la persona más impaciente del mundo, cuando le toca la piedra de la infertilidad ha de pensar que o se arma de paciencia o no va a poder llevar este proceso.
En ti esta poder vivirlo de una manera u otra.
Veamos algunas de ellas:
Los que niegan su infertilidad
Estos pacientes son los que a pesar de haber pasado meses desde que empezaron la búsqueda de su hijo de manera natural y de haber llegado ya a la consulta de reproducción asistida, siguen preguntándose qué es lo que hacen ellos ahí. Que no les tocaba, que por qué.
Los que ven en la reproducción asistida a una aliada
En cambio estas personas, se dan cuenta de qué afortunados son del desarrollo actual de la reproducción asistida, de que sin ella, el sueño de llegar a tener un hijo, en su caso, sería imposible.
Los que se sienten en manos de los demás
Estos pacientes sienten perdida su identidad debido a la cantidad de personas o situaciones ajenas a ellos que están involucradas en que ellos tengan un hijo: pruebas, médicos, enfermeras, sociedades médicas, dinero.
Los que se sienten desorientados
Pacientes que empiezan a acumular negativos o abortos y pasan de unos médicos a otros buscando a quien pueda tener la respuesta a lo que les está sucediendo. No saben quépasa, por no saben por dónde seguir o sencillamente no entienden la información que se les da.
Los que van pudiendo adaptarse al proceso
Estas personas irán viendo a lo que se tienen que enfrentar poco a poco y como tienen claro su objetivo, les es más fácil adaptarse. No es que no les cueste, pero su manera de ser les permite no desfallecer.
Los que abandonan
No pueden más. La reproducción asistida y todo lo que conlleva les ha superado. No siempre es una cuestión de dinero ya que la mayoría de los pacientes abandonan entre el segundo y el tercer tratamiento y suele ser por razones emocionales.
Los que se encierran y desaparecen
Independientemente de cómo hayan empezado este proceso, llega un momento en el que necesitan meterse en su cuevita y continuar ellos solos. Esto no tiene porqué ser necesariamente negativo, es lo que les pide su corazón y su cabeza para poder continuar.
Los que buscan ayuda
Son como aquellos que sabían adaptarse a lo que va sucediendo, sólo que se dan cuenta de que con ayuda externa todo este proceso es mucho más sencillo. Otros ya vivieron lo que ellos están pasando, entonces ¿porque no aprovechar esa ventaja?
Los que desconfían
Desde los resultados que confirman su infertilidad, a las clínicas a las que tienen que pagar o las personas que les intentan ayudar sean profesionales o no. Incluso, desconfían de sus ginecólogos que no están consiguiendo que se queden embarazados.
Los que se niegan a vivir obsesionados
Este es un grupo muy interesante. No quieren que la reproducción asistida se convierta en el monotema de sus vidas y mientras buscan a su hijo, quieren seguir disfrutando de la vida. ¡Afortunados ellos!
¿Y tú, en qué grupo estás?
Si no te ves reflejada, te invito a que nos cuentes cuál sería tu grupo