Cuando hablamos de problemas de reproducción, lo relacionamos con aquellas parejas que no consiguen un embarazo. Pero en realidad no es así, ya que hay parejas que consiguen un embarazo, pero este no llega a su fin, a estas parejas se las considera infértiles. Hay que tener en cuenta, que este proceso es complejo, ya que se produce un desgate físico y psicológico muy importante.
Existen varios tipos de aborto, en función del momento en el que se producen los clasificamos en:
– Abortos bioquímicos: Suceden en los primeros días, después de confirmar el embarazo, ni siquiera se llega a ver el saco gestacional en la ecografía.
– Abortos clínicos: Aquellos en los que se ha visto el saco gestacional a través de una ecografía, y se producen antes de la semana 12. En caso de producirse entre las semanas 12 y 20, se conocen como precoces. Los abortos tardíos se producen entre las semanas 12 y 20.
La existencia de un sólo aborto no implica realizar ningún estudio adicional. De hecho, se ha demostrado que un 30% de los embarazos no evolucionará correctamente. Después de dos abortos, la gran mayoría de expertos recomiendan un estudio específico para intentar descubrir cuál es la causa.
Desde el punto de vista psicológico, un aborto puede tener un gran impacto emocional sobre la salud mental de la mujer, no sólo en el momento en el que se produce, sino también en los embarazos posteriores. Produciéndose sentimientos de pérdida dolorosa, miedo, incapacidad, enfado, culpa, vacío, e incluso a veces se llegan a cumplir los criterios diagnósticos de ansiedad y/o depresión.
El hecho de que muchos abortos espontáneos tengan un origen desconocido, hace que algunas mujeres se culpen a ellas mismas por motivos reales o imaginarios. Esto puede ser debido a que el aborto es bastante común y por ello su impacto emocional tiende a ser minimizado socialmente, a pesar de las mujeres que han abortado puedan sufrir un malestar emocional significativo. El embarazo posterior a un aborto está caracterizado por altos niveles de miedo. Además, el duelo relacionado con un aborto, al no haber un hijo visible o recuerdos del mismo dificulta la elaboración de este tipo de pérdida.
¿Qué puedo hacer si he sufrido un aborto?
- Llevar una vida sana, realizar ejercicio moderado, cuidar la alimentación y reducir el café.
- Buscar apoyo psicológico, ya que puede contribuir a mejorar significativamente los resultados obstétricos. Con la mejoría del estado psicológico se pueden esperar mejores resultados gestacionales.
- Reducir las emociones negativas: En esto se basa el “tender lovingcare”, que intenta encontrar la relación entre la situación emocional de la paciente con factores orgánicos que actuarían como mediadores en desequilibrios inmunológicos.