Uno de los principales síntomas que experimenta la mujer cuando el embrión se implanta en el útero, signo que se identifica con el embarazo, es un ligero sangrado. Este ligero sangrado puede recibir también el nombre de «spotting», del inglés manchado. Si la mujer que está buscando el embarazo observa este sangrado sin tener conocimiento del mismo, puede hacer saltar la alarma, puesto que puede confundir con la llegada de la menstruación (lo que significaría que el embarazo no ha llegado a término). Por ello es importante estar informada sobre este posible síntoma, y lo que es más importante, saber diferenciarlo del periodo para que no cunda el pánico.
Diferencias entre sangrado por implantación y menstruación
El sangrado por implantación suele coincidir más o menos con el momento en el que toca la menstruación, y por eso es posible dar lugar a confusiones, pero la realidad es que son dos sangrados completamente distintos. El sangrado por implantación se produce cuando el óvulo fecundado se implanta en la cavidad endometrial, es decir en el interior de útero. Al adherirse el embrión al útero puede provocar la rotura de pequeñas venitas y arterias de la zona, y consiguientemente, un ligero sangrado. Solo una de cada cuatro mujeres detectan esta ligera pérdida de sangre, pues en la mayoría de los casos no se llega ni a manchar.
En el caso de manchar, las principales diferencias con la menstruación son:
– Se produce unos días antes de la fecha prevista de la menstruación, dos o tres días antes.
– El sangrado es de color más oscuro, tirando a marrón. También es mucho más ligero que el de la menstruación. Para las mujeres con reglas abundantes no puede generar dudas, pero aquellas con regla más escasa, sí se puede confundir.
– Su duración es de entre uno y tres días, pudiendo llegar incluso a los cinco.
En tal caso, si aun con las indicaciones siguen surgiendo dudas, la mejor opción es acudir al ginecólogo o hacerse un test de embarazo.