El ritmo de vida de la sociedad actual hace que las mujeres retrasemos cada vez más el momento de ser madres. Bien porque queremos desarrollar una carrera profesional, tener una estabilidad emocional, económica y/o aprovechar las facilidades para vivir una temporada fuera… En la última década, se ha triplicado el número de mujeres que son madres con 40 años (o más), siendo España el segundo país de la UE con más madres primerizas mayores de 40. Sin embargo, aunque decidan posponer su maternidad por motivos personales, lamentablemente están limitadas por el reloj biológico.
Desgraciadamente los óvulos envejecen. Desde el punto de vista biológico, la fertilidad de la mujer se mantiene intacta hasta los 27, que es cuando empieza a descender, y a los 35 años, su calidad ovocitaria desciende de forma drástica. Por una parte, es mucho más difícil conseguir el embarazo, y en caso de conseguirlo, hay muchas más probabilidades de abortar o incluso de que el bebé nazca con enfermedades ligadas a la edad materna. A partir de los 40 años, la probabilidad de lograr un embarazo de forma natural son del 5%, y más del 50% de los óvulos que producimos las mujeres están alterados cromosómicamente.
Los tratamientos de reproducción asistida suponen un aliado para las mujeres que quieren ser madres con 40. Estos aumentan considerablemente el porcentaje de conseguir el embarazo y las posibilidades de que nazca un hijo sano, libre de enfermedades asociadas a la edad materna. En función del diagnóstico médico, el tratamiento indicado en estos casos suele ser la Fecundación In Vitro (FIV). Mediante esta técnica, las probabilidades de que la mujer consiga gestar un bebé sano son considerablemente más altas que con el proceso natural. Se puede recurrir a la FIV con óvulos propios y los espermatozoides de la pareja, con esperma de donante o, con óvulos de donantes. En muchos casos, las mujeres que buscan ser madres a los 40, no disponen en de óvulos de calidad y pueden recurrir a la FIV con ovodonación, con óvulos sanos.
Preservar la maternidad con la vitrificación de óvulos
Muchas mujeres, como medida preventiva y ante la incertidumbre de no saber cuándo serán madres, tienen la posibilidad de vitrificar sus óvulos durante su pico más alto de fertilidad, cuando sus óvulos son de mayor calidad. Esto es durante la veintena o en los primeros años de la treintena, asegurando así que la calidad de sus óvulos permanecerá intacta. De esta forma, en el momento que se sientan preparadas, estos óvulos se desvitrificarán para proceder a la fecundación con los espermatozoides de la pareja (o de otro donante si se decide ser madre soltera), y el embrión resultante se transferirá al útero de la futura madre.