Eva María Bernal, fundadora de Creando una Familia colabora con nosotros en este artículo. Nos habla, desde su experiencia del proceso de búsqueda de un segundo hijo vía reproducción asistida.
Si una pareja o una mujer sola necesitó reproducción asistida para tener hijos, seguramente acabó descubriendo que entraba en un mundo muy complejo, un mundo que podía llevarle o no a formar esa familia que tanto anhelaba, y que en su caso, afortunadamente, acabo funcionando.
Casi todos los pacientes que tenemos muy claro nuestro objetivo y logramos un embarazo (según algunas estadísticas hasta un 90% de los pacientes), nos “conformamos” con tener un solo hijo, además, cada vez son más los médicos que apuestan por que tengamos a nuestros hijos de uno en uno. Parece que sólo nos atreviéramos a pedir a la vida y a la ciencia un hijo que nos haga madres y padres y que nos permita acompañar a un pequeño ser humano en su desarrollo personal.
Por eso, cuando se toma la decisión de buscar un segundo hijo, muchos nos vemos embarcados de nuevo en un camino del que ya sabemos sus rectas y curvas…
Independientemente de si nos costó más o menos lograr el primer embarazo, como al final llegó, parece que no acabamos de recordar de verdad las dificultades que tuvimos (el ser humano es así de selectivo en sus recuerdos). Ya no somos infértiles y de la infertilidad secundaria ni hemos podido hablar.
Volvemos con ilusión, con la experiencia vivida y ya con nuestro hijo, sabiendo lo maravilloso que es tenerlo. Además, ya somos madres y padres con lo cual no tenemos ese estrés por llegar a serlo; lo que pasa es que queremos serlo de más niños y si nos embarcamos en esta nueva búsqueda suele ser muy a conciencia.
Pensamos que como acabaron acertando con nuestro caso, ahora no nos puede costar mucho, e intentamos no recordar que lo más probable es que estemos ya alrededor de los 40 años (como poco).
El proceso de la búsqueda de un segundo hijo es el siguiente. Te sometes al primer tratamiento, que habitualmente el mismo que se te hizo la última vez dado que funcionó (siempre que tus hormonas estén más o menos igual). Si al llegar la prueba de embarazo el resultado es negativo, puede darte un gran bajón, pero intentas racionalizar tus sentimientos porque sabes lo increíble que es lograr el embarazo y lo extraordinario que hubiera sido que te quedaras a la primera. Por eso te autosugestionas para poder encarar un segundo tratamiento.
Pero a lo mejor en esta segunda ocasión, tampoco funciona.
Y ahí ya sí que empieza a complicarse todo. Un diagnóstico posible ante esta situación es la infertilidad secundaria: quiere decir que lograste tener a tu primer hijo, pero el siguiente no llega independientemente de si es con reproducción asistida o no.
Voy a enumerarte algunas de las preguntas que pueden surgirte en estos momentos en los que tu mente empieza a ir por su lado:
- Ya tengo un hijo, ¿merece la pena que yo pase otra vez este proceso?
- ¿Merece la pena que él pueda sufrir mis altibajos emocionales?
- ¿Tiene mi pareja el mismo deseo que yo por tener otro hijo?
- Con lo caros que son los tratamientos, ¿no podría emplear el dinero en mejorar la vida de mi familia?
- ¿Es una locura insistir tanto?
- ¿Es realmente importante si mi hijo no tiene hermanos y yo no puedo agrandar mi familia?
Seguro que a ti se te ocurren otras muchas preguntas. Pero nadie tiene TUS RESPUESTAS, nadie va a poder darte los suficientes argumentos para tomar tu propia decisión.
Tú y tu pareja si la tenéis, sois los únicos que podéis de verdad tomar la decisión correcta para vuestra familia.
Porque los médicos, los terapeutas y psicólogos, e incluso yo misma, podemos decirte: sí, continúa por tal motivo, o déjalo, va a ser mejor…pero si a ti no te sale de dentro la convicción de que lograr un nuevo positivo es lo que quieres de verdad, es lo mejor para tu familia va a ser muy difícil continuar.
Eva María Bernal