¿Estás preparada para el tsunami que significa en tu vida necesitar reproducción asistida para poder tener hijos?
No, ¿verdad?
- Tú, como todas nosotras, te criaste en un mundo en el que cuidabas a tus muñecos y jugabas a que eran tus hijos.
- Posiblemente pasaste tu juventud intentando no quedarte embarazada.
- Llegó tu pareja y pensasteis que lo mejor era disfrutar unos años juntos (y lo lógico por otro lado)
- O no tenías pareja, disfrutaste de tu tiempo y ahora quieres dar un paso adelante y formar una familia tú sola.
Pero un día descubres que eso que sucede de manera aparentemente fácil, y desde hace millones de años, en tu caso se va a convertir casi en un milagro.
Te pasas la vida buscando al amor de tu vida y cuando lo tienes y quieres hacer lo más normal del mundo, no puedes.
Y entonces llega una de las grandes preguntas:
¿Por qué yo?
Piiiiiiiiiiiiiiiiiii (pitido de alarma)
No vayas por ahí, no te lleva a ningún sitio bueno.
Esto no va de que porque tú no, ella sí, yo no…
La OMS declaró no hace mucho la infertilidad como una enfermedad y aunque su origen puede ser multifactorial tenemos que dejar una pequeña luz de consciencia en nuestra mente para decirnos que no somos culpables de lo que está pasando.
Actuamos en cada momento como pensamos que era mejor para nosotros y nuestras circunstancias y sí, nuestras elecciones han podido llevarnos a estar ahora en una situación complicada, pero ya no podemos hacer nada por nuestro pasado y en cambio si podemos hacer mucho por nuestro futuro.
Y nuestro futuro pasa ahora por la reproducción asistida:
Te voy a dar 7 ideas que pueden ayudarte mucho en este proceso tanto si estás empezando como si ya llevas tiempo en reproducción asistida:
1. CONFÍA
Ya has dado un gran paso: has pedido ayuda o has ido un sitio nuevo a por ella. Busca, cuestiona. Y una vez que hayas tomado la decisión de a dónde ir, confía en las personas a las que te has dirigido.
2. EL CAMINO
No lo dudes, esto es un camino más o menos largo. Tiene una continuidad y puede que en él te encuentres piedras y obstáculos que te interrumpan y te compliquen la llegada.
Pero recuerda algo muy importante: no son el final del camino, son parte de él.
3. RESPIRA
Parece obvio, pero de verdad, no lo es. Cuando estamos nerviosos o tenemos miedo, contenemos la respiración, repiramos superficialmente y eso genera cada vez más angustia.
Lo mejor para frenar un corazón desbocado por los nervios antes de una ecografía o de una beta, es respirar con el abdomen, piensa sólo en llenarlo de aire y vaciarlo, verás como poco a poco se va calmando.
4. EXPRESA TUS SENTIMIENTOS
Nosotras, mujeres de hoy en día queremos mostrar un autocontrol que la reproducción asistida se va a encargar de desmoronar tarde o temprano.
Es importante reconocer nuestros sentimientos para no castigarnos: habrá momentos para llorar, enfadarse, gritar si hace falta y también para aceptar aquellos más oscuros hacia embarazadas, bebés y personas que no saben lo que estamos viviendo pero nos dan consejos.
5. MIRA HACIA EL HORIZONTE
Mira hacia ese lugar imaginario en el que está tu hijo esperando a que consigas llegar a él.
Crea la imagen de tu hijo y su sonrisa y utilízala para animarte, para sonreír, para imaginar cómo es, cómo juega y sobre todo para coger fuerzas que te ayuden a continuar.
6. AFIRMACIONES
A muchas personas nos han servido las afirmaciones. No veas nada místico o extraño en ello. Se trata sencillamente de encontrar frases que conecten contigo, tus necesidades y tus pensamientos.
Puedes imprimirlas, y llevarlas en tu cartera, o incluso hacer pequeñas cartulinas y ponerlas por la casa (eso sí, te recomiendo que si va gente de fuera, es mejor que las quites, ¡imagina su cara!)
7. BUSCA CÓMPLICES Y ÚNETE A UNA RED
Vas a necesitar apoyo. No hagas este camino sola. Busca un cómplice en tu familia, en tu trabajo; necesitas a alguien que te pueda escuchar sin darte consejo y que te cubra en caso necesario, en reproducción asistida hay muchos “momentos sorpresa” que te hacen tener que “escaparte” a análisis, transferencias o revisiones. Tampoco se lo digas a demasiadas personas pues puedes acabar sintiéndote agobiada si no lo consigues en tu primer tratamiento.